27

Ago

2018

La escasa disposición del gerente para encajar críticas o escuchar, manda una indirecta a las empresas: solo las buenas noticias y las opiniones iguales son bienvenidas. Como consecuencia, ese gerente acaba aislado de la realidad.

Por Posgrado y Extensión. 27 agosto, 2018.

La función principal de cualquier gerente es sacar la mejor versión de la gente que tiene a cargo y alinearla con los objetivos de la empresa. Rafael Zavala, docente del Programa Especializado en Gestión del Talento Humano, nos indica los cuatro pilares en los que se basa su forma de hacerlo: conocerlos, motivarlos, quererlos y exigirles.

No podemos obviar ninguno. No puedo motivar a alguien que no conozco, ni puedo generar un vínculo con él si no lo motivo, y sin ese vínculo, no puedo exigir porque si lo hago, ya verán la forma de sacarme la vuelta y/o de buscar otro trabajo.

Conocer, realmente, a nuestra gente. ¿Quiénes son, que problemas tienen, cómo viven, qué les ilusiona, qué los deprime? Me comentaron de un jefe que le dijo a su asistente: “Acá al trabajo vienes bien llorada”. Entre líneas le dijo que no le interesa lo que le pase en casa, esto es su trabajo. Uno aprende cuando escucha. La exigencia diaria no nos facilita el contacto con el equipo. ¿Puedo hacer algo? Sí, porque quiero que los que trabajen conmigo sean felices. Cada noche debo preguntarme no solo cuánta plata he ganado, sino también, ¿le he resuelto el problema a alguien?

Mgtr. Rafael Zavala.

Escuchar es ponerme en los zapatos del otro para intentar comprenderlo, entender su posición y solo desde allí, sabiendo sus intereses, plantear una estrategia de motivación. A unos les motiva el dinero, a otros, la línea de carrera, etcétera.

Gerenciar es preocuparse por cada uno. No podemos buscar el compromiso si no hemos construido previamente la confianza. Jack Welch decía: primero la gente, colocar a los mejores en el lugar indicado, luego la estrategia.

Y, por supuesto, hay que exigir, y mucho. Pero ojo, se trata de trabajar mejor, no necesariamente más. Lo importante es que ellos hagan lo que tienen que hacer muy bien hecho, no porque tú les dices que lo hagan, sino porque quieren hacerlo.

Dirigir no es ganar una carrera de popularidad. La gente valiosa quiere y necesita ser exigida. Estrictos con las normas y amables con la gente.

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